Tras mi puerta oscura
Oh piano de la noche
Alrededor una extensa hoguera
En la finita credulidad
Un llorar
entre labios mordidos
Con el frío morado en ellos pegados
Ardor de sonidos crueles
iluminan estos juegos aguas del Aqueronte
Su melodía sobre nuez muerta disfrazada en ritmos de profecías
en su muerte fértil, caricias engañando a la temprana oscuridad
Duérmete entre los largos brazos de las adustas guerras
En músculos de acero, en venas de averno
Escucho al miedo y a la noche, hablan despacio, vacían de místicas el veneno del trigo
Susurrantes sus amargas espirales
Ya no creo como hombre
Siento heridas y cenizas malcriadas
Con la mano hundida en un barro de tibia mujer, su mirada entre escrúpulos
¡Callad, que no existe día apagado sin alma vagando!
Ensombrecidos los discursos
Flotan tibias gotas desde el reflejo de un vientre deseo
Existirá el último amanecer
Derramando éxtasis tras un valle nocturno
Antes, entre entroncadas raíces existieron mansos diamantes
Ahora es sangre de exilio
Amantes del perpetuo anochecer
Seremos ánforas perdidas
en lluvia de esperas
Sin llegar a ver ¡oh seres! el estruendoso después....
T
Reversos en el Apocalipsis
8/12/2018
Suena la negra canción de un piano esvástico
Alrededor de la extensa hoguera
Melodía disfrazada en ritmos de profecía
Muerte fértil
Duerme entre los brazos de la guerra
En músculos de acero, en venas de averno
Escucho al miedo y la noche, hablan despacio
Susurran en el amargo trigo
Ya no os veo como hombres
Las heridas nacidas de las cenizas
os huyen cogidas de la mano
Ensombrecidas
¡Callad, que no existe día sin alma!
Sobre mis dedos negros bailan,
pegajosas, las primeras gotas
En su último amanecer
Derramadas en el filo
Antes fueron diamantes
Ahora sangre en su perpetuo anochecer
Ánforas perdidas en la lluvia de un antes
Y sin ver un estruendoso después....
T
