Desde un plasmático sonido
llegó una sombra a extirpar mi luto
Negra como un grito infinito
Sin nombre reseñando su instinto
Y le hablé tendido sobre su lúgubre éxtasis:
“yo duermo entre las hojas del olvido
y tú eres descolorido ruido
Sin rostro, sin ojos, sin vello rojo
Eres plomo hundido”
Delante de mí se acurrucó
navegando en una brumosa balsa de aroma
me espetó:
“Soy sombra como tú
A veces vivo, siempre muerto”
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