05 enero 2019

Diálogos del Diablo I (El Origen)

4 Enero 2019


Escondida entre la forma de la mentira, fresca como las flores en mi noche, mi lengua bramando entre cien olores.
He despertado del Inmenso Fin, en tu mano gélida. Sinuoso, me acerco, envuelto en tu bruma, hacia tu pensamiento, y no me ves. Me apodero de tu mundana vida: transformo su fino cristal en homo. Un solo día. Mi inocente crisálida.
Poseo el don que intimida; un rey de alas verdes, de Norte a Sur, batiéndolas entre góndolas de vuelta e ida.
Crédulos, en las idiotas llanuras me esperáis. Sobre su asqueado día os dibujo el sombrío paraíso. Esqueletos desnudos de alma sustentándome en su friso.
Se aleja, dueño, el sueño, reptando sobre hojas muertas. Abriendo la puerta al terror. Abrídmelas a mi, en sonido blanco de estertores, soy su extenso Señor.
Ciego permanecerá tu Dios en la alcoba, extendiendo su hedor en la cruz de plata.
Escuchas una sola voz, mi voz, en las calles planas de la soledad. Tocad mi única mano. La mano amarga, guiando sobre la espesa tentación. Te expondré mi roja belleza, arañada en la sangre que huye. Miedo insertado en el canto que destruye.
Sufre en mi frente el fino sabor de lo amargo. Sufrís al no ver el amor débil en mis ojos temblar. Selva en la sombra de los huecos salvajes. 
Elegid la marca en vuestra pulsera, círculo en vuestros ojos. ¡Odiadme! Si, mi odio resiste en toda mi piel de serpiente.
Con vuestra rabia no seré clemente


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